Lo que está ocurriendo en el mundo financiero en estos momentos está causando estrés y ansiedad a la mayoría de la población. Si a eso le añades el estrés y la ansiedad de un divorcio, ¿qué te parece? No sólo se predice que se repercutirá en los individuos un aumento sustancial de los costes, desde los comestibles hasta las reparaciones del coche. También se predice que los aranceles contribuirán a aumentar la tasa de desempleo y a reducir los salarios de quienes encuentren o mantengan un empleo. En cuanto a las cuentas de jubilación de las personas, las cuentas 529 y todo lo demás, un vistazo a la caída de las acciones es estresante por sí solo.

Si tú también te estás divorciando, hay algunas cuestiones que debes tener en cuenta. En primer lugar, uno de los tres principales motivos de divorcio son los problemas económicos. Esto puede manifestarse no sólo en el estrés de los costes más elevados, la caída de las acciones y el desempleo antes mencionados, sino también en cómo reacciona cada parte del matrimonio ante estas preocupaciones. Si eres una persona a la que le gusta actuar, puede que corras a sacar tus inversiones de la bolsa. Si tu cónyuge es más cauto, puede que quiera «esperar y ver».

En última instancia, estos factores de estrés adicionales pueden precipitar más divorcios. Pero, ¿deberías intentar «aguantar» hasta que cambien las tornas? En la mayoría de los casos, si no en todos, la respuesta es no. Si tu cónyuge y tú habéis decidido divorciaros, no es el momento de echarse atrás. El estrés adicional hace más difícil permanecer juntos, lo que en última instancia afecta a los hijos. Nadie sabe lo que vendrá en ningún momento, y aunque las señales son fuertes ahora que hay una recesión económica, la mayoría de la gente se siente instintivamente mejor tomando sus propias decisiones en tiempos tumultuosos, que teniendo que trabajar con alguien con quien ya tiene una relación difícil.

Los activos y pasivos pueden dividirse «en especie», lo que significa que si un activo está al alza las partes pueden repartirse ese activo a partes iguales, y la misma lógica si está a la baja. Ambos recibiréis vuestra parte justa y, en consecuencia, podréis tomar vuestras propias decisiones (con la ayuda de expertos, si procede) sobre cómo manejar las circunstancias. Además, la manutención no se basa en el corto plazo, sino en el largo plazo. Una pérdida de empleo cambiará automáticamente la situación.

La conclusión es que el divorcio se mantendrá estable, pero en tiempos difíciles es más importante que nunca contar con un abogado versado en cómo manejar la agitación. Llama a uno de nuestros abogados matrimonialistas altamente cualificados al 908-529-0353.