El proceso de mediación es una alternativa al proceso contencioso para llegar a un acuerdo sobre todas las cuestiones antes de que la pareja se divorcie. La mediación anima a la pareja a llegar a un acuerdo amistoso sobre todas las cuestiones. La pareja, con la ayuda del mediador, trabaja en el proceso de mediación para llegar a un acuerdo amistoso. Como los acuerdos mediados se elaboran con la aportación de ambas partes, hay menos problemas en el futuro por incumplimiento. Ambas partes tienen también la oportunidad de decidir qué es lo mejor para su familia, en lugar de que sea un juez de familia, que conoce mínimamente los hechos del caso, quien decida las cuestiones. El proceso de mediación también puede ser mucho menos costoso que un divorcio tradicional. El resultado final de la mediación es un acuerdo mutuo, con el que ambas partes se sienten cómodas y están dispuestas a vivir. Al entrar en mediación, la pareja colabora con el mediador para llegar a un acuerdo. El mediador no representa a ninguna de las partes, sino que ayuda a ambas a trabajar para llegar a un acuerdo. Ambas partes seguirán necesitando ponerse en contacto con un abogado para que actúe como su asesor individual. El acuerdo alcanzado durante el proceso de mediación se plasma en un documento escrito denominado Memorando de Entendimiento. Este Memorándum engloba todos los puntos que las partes han acordado; sin embargo, este documento no es legalmente vinculante para las partes. A continuación, cada parte lleva el Memorándum a su abogado, que lo utiliza para redactar un Acuerdo de Liquidación de Bienes legalmente vinculante; una de las partes presentará una Demanda de Divorcio y las partes podrán proceder a un divorcio de mutuo acuerdo. Durante la mediación, se os pedirá a ambos que rellenéis un formulario presupuestario y expongáis vuestras posturas sobre todas las cuestiones de reparto equitativo, pensión alimenticia, manutención de los hijos, custodia y régimen de visitas. El mediador os ayudará a resolver estas cuestiones de forma realista, teniendo en cuenta vuestras circunstancias personales, finanzas y presupuestos previstos. El proceso de mediación implica trabajar juntos para resolver los problemas. Sin embargo, no es necesario que la pareja sea amistosa para trabajar juntos. El mediador está capacitado para facilitar la resolución de los problemas incluso en situaciones en las que uno de los cónyuges tiene más poder, gana más dinero o ha sido el dominante en el matrimonio. El mediador no permitirá que una de las partes intente coaccionar o controlar a la otra. El mediador también llamará a los expertos que considere necesarios para obtener la información necesaria para resolver el caso. Estos peritos pueden ser tasadores inmobiliarios, evaluadores de empresas, contables, evaluadores de pensiones, peritos psiquiátricos/psicológicos, peritos laborales y peritos médicos. El mediador utilizará a estos expertos cuando y si es necesario para ayudar a llegar a un acuerdo. La mediación da a la pareja divorciada la oportunidad de trabajar juntos para llegar a un acuerdo que sea lo mejor para ambos y para sus hijos. El proceso de mediación deja a la pareja divorciada el poder de tomar decisiones sobre su propio futuro.